Basta de pillerías en el juego
Asombro causó el descubrimiento de un nuevo sistema solar con siete planetas similares a la Tierra.
Desde el observatorio La Silla, entre La Serena y Vallenar, la astronomía daba un giro impresionante.
Y los que somos de varias generaciones atrás tenemos que actualizar nuestras clases de Ciencias Naturales, pues hace mucho que ya dejaron de ser 9 los planetas conocidos por el hombre.
Mientras, en nuestro fútbol, veíamos cómo -con facilidad asombrosa- compartíamos las teorías del "pillín pillín" con la de dejar de lado el respeto porque mi cargo lo permite.
Ambas, verificadas por dos entrenadores: Pablo Guede, en Colo Colo y Mario Salas, en Universidad Católica.
Guede en su staff tiene como ayudante técnico a quien fuera ídolo con la 10 en la U de Lima, Perú: Gustavo Grondona.
Pero éste se olvidó que desde la banca el respeto hacia los jueces debe ser permanente, gritó, insultó, lo expulsaron… y fue castigado sin poder ir al banco.
Y como Guede se sintió huérfano, invitó a otro de sus ayudantes, Agustín Salvatierra, a sentarse al banco de suplentes. Como legalmente no podía hacerlo, simplemente le cambiaron el título a su cargo y de la noche a la mañana, sin instrucción previa, pasó a ser entrenador de arqueros.
Como la trampa es prima hermana de la mentira y esta tiene "patitas cortas", lo pillaron.
Hasta ahí podríamos decir que esta historia es parte de lo que muchos enseñan y predican como la "viveza criolla".
Pero no, la defensa a lo obrado llega a límites increíbles, como si fuese imposible decir: "Lo siento, me equivoqué. No medí la gravedad de mis acciones".
Mientras eso (y las eventuales "pillerías" similares de O'Higgins, Temuco y vaya a saber quienes más) llegan a los tribunales de penalidades del fútbol, este organismo emitía su veredicto respecto de la expulsión del DT de la UC, Mario Salas frente a Unión Española.
No hubo castigo para el DT cruzado. La razón: no profirió insultos.
Reconozco que me cuesta muchísimo tolerar después de saber que el reclamo destemplado que incita, muchas veces, a la violencia, es permitido mientras no hayan insultos.
No puedo creer que así actúe un tribunal de fútbol frente a los que son los llamados a educar a los jugadores. La no sanción a Salas -que es profesor titulado de la UCV y, además, fue rugbista de nivel internacional … deporte en el que si miras al árbitro de mala manera tú equipo es sancionado- termina castigando al juez Tobar por una diferencia de criterio en la causal de la expulsión.
Sin aviso se le informa que procedió mal. Se le dijo qué mientras no existan insultos, tiene que estar dispuesto a escuchar lo que le griten desde el banco de reservas.
Con esos dos ejemplos, ¿podemos realmente pedirles a nuestros jugadores que se comporten adecuadamente? ¿Qué respeten a los jueces y a sus compañeros de profesión? ¿y al público?
Imposible.
Por eso, esto que ha pasado amerita una profunda reflexión. La dirigencia no puede seguir permitiendo estas situaciones, que en nada benefician a la actividad.
Tienen que ser capaces de hacerles ver a sus técnicos que las "pillerías" están fuera de esta industria y que la falta de respeto es algo que no debe ser permitido.
Mientras esto no suceda, no podemos exigir a los jugadores el comportamiento que todos esperamos de ellos.
El ejemplo es la mejor carta de enseñanza.
Y quienes en primer lugar deben entregarlo son los encargados del comando técnico.