La escuela de surf que se resiste a desaparecer
"Chinchorro" es una iniciativa de enseñanza de surf gratuita, que en estos momentos se encuentra en crisis económica porque sus instructores están sin trabajo.
J aime Castillo (37), fundador de la Escuela de surf Chinchorro, lamenta la situación en que se encuentra la escuela hoy.
Dice que debido a la cesantía que lo afecta a él y a sus instructores se vieron en la obligación de informar a la comunidad de la posibilidad de cierre de esta organización debido a la falta de recursos y apoyo económico.
"Me encuentro sin trabajo, estamos peligrando con las clases porque antes salían de mi bolsillo, pero ahora se me hace difícil poder costear los gastos. Los niños necesitan aletas, tablas, el traje. Estoy en la lucha, se me hace difícil, ojalá pudiésemos contar con algún auspiciador o apoyo de alguna institución gubernamental. Hasta el momento sobrevivimos con talleres que le damos a Injuv y con el presupuesto participativo que nos ganamos y que nos ayudó a comprar las tablas".
El fundador de esta escuela sin fines de lucro, decidió comenzar a dar clases de surf gratuitas porque siempre ha estado conectado con el trabajo social. Ha trabajado en el Sename, Serpaj y es sicólogo deportivo.
Asegura que en su trayectoria como instructor de surf ha preparado cerca de 100 alumnos, muchos de los cuales ahora compiten a nivel nacional e internacional.
"Trabajé muchos años contra la vulneración de los derechos de los jóvenes. Creo que a través del surf se crea una buena alternativa de recreación, de que se distraigan en cosas positivas como es el deporte".
Hace 2 años decidió formar la Escuela de Surf "Chinchorro", donde actualmente tiene 25 alumnos que toman clases teóricas y prácticas de este deporte tan popular en nuestra ciudad.
ESCUELA social
Agrega que "Chinchorro" es la primera escuela social, pública y gratuita de instrucción de surf y que ha tenido la oportunidad de formar a deportistas de alto rendimiento.
"No quiero privatizarla. Mi idea es seguir brindándole la oportunidad a los jóvenes que no tienen los recursos para costear un curso de surf o comprarse el equipamiento, ya que es un deporte caro. Un par de aletas cuesta 40 mil pesos, 150 mil una tabla, un traje de goma sellado otros 150 mil y una traba cerca de 25 mil".
"Si uno suma sale muy caro. Es por esto que no quiero terminar con la escuela porque es un aporte para la ciudad y los jóvenes, una alternativa deportiva que tiene un respaldo teórico para el cambio humano. Sabemos que las tasas del delito han crecido y por eso queremos intervenir de una manera más libre no con el encierro de una sala de rehabilitación".
Acá no hay ningún tipo de discriminación, el que quiera aprender puede venir y aprender en la escuela. Los instructores Andrés Pizarro, René Bacian y Antonio Arenas también están buscando trabajo. Esperamos contar con el apoyo para que esta escuela no se termine".