El verano se vive a toda carpa en El Planchón
Marisquear choros es una de las actividades que realizan los niños.
Edith Herrera, recuerda que desde muy pequeña sus padres aprovechaban los días de verano y salían a acampar en familia. Luego de varias generaciones Edith sigue la tradición y se mudó desde el 10 de enero, con cocina, living y camas a la playa El Planchón, y se quedará hasta mañana. Es que esta playa es uno de los puntos privilegiados para los ariqueños que siguen la costumbre de acampar.
Desde el centro de Arica, a 4 kilómetros por el camino que une el sector sur costero, se encuentra ubicado El Planchón. Gracias a sus formaciones rocosas se crea un poza natural, en la que los bañistas están horas disfrutando de una de las mejores vistas al mar.
Una de las actividades que disfruta el pequeño Pablo Araya junto a sus amigos es ir a marisquear a un sector del pozo, "ahí puede marisquear choros; nosotros los comemos pero antes lo cocinamos", acotó.
Lanzarse de piqueros es otro de los desafíos que disfrutan los niños en El Planchón. "Pueden estar horas y horas bañándose y lanzándose" comenta Edith Herrera.
Eso sí, para los que ya conocen esta playa, saben que también hay una parte de la poza que es menos segura para los niños, "nosotros lo llamamos la lavadora y no nos dejan bañarnos ahí", explica el pequeño Pablo.
En otra tienda, estaba también Miriam Zarzuri y su familia quienes prefirieron pasar un par de horas en la mañana jugando cartas. Ella quien también sigue la tradición de acampar en El Planchón, la prefiere antes que otras playas por su tranquilidad, apunta.
Asimismo coincide Jenny Noranbuena, quien va a pasar este fin de semana en esta playa, junto a su familia y hasta una casa rodante -con cocina y camas- que construyó su padre para no perder las comodidades del hogar.
Para Jenny esta playa es muy segura y tranquila debido a que entre los campistas se cuidan las cosas cuando alguno debe salir unas horas, "por ejemplo el vecino tuvo que irse y yo ahora le estoy viendo las cosas", agregó.
La familia de Miriam Zarzuri, todos los años acampa en verano en esta playa, para ella esto "es un retiro familiar, nos desconectamos de todo, como no tenemos electricidad no andamos preocupados por cargar el celular", comenta mientras juega cartas. Luego en la noche, los familiares y amigos de los campistas que no pudieron quedarse a dormir en la playa, van a visitarlos a tomar la once o a preparar un asado; al estar tan cerca de la ciudad es fácil para ellos ir hasta allá a pasar un rato en el mar.