Uno de los desafíos que enfrentará nuestra ciudad y nuestra región este 2017, será el concretar aquellos primeros pasos que se dieron en torno a nuevos rumbos de crecimiento y desarrollo. Si bien hablar de una estrategia de desarrollo regional es complejo, debido a sus definiciones y momentos, sí se puede hablar de la continuidad de aquellos planes y proyectos que iniciaron su marcha. Se esperaba que para 2017 el Plan Especial de Desarrollo de Zonas Extremas presentara avances mayores a los que hoy evidencia. Sin embargo, se trata de un trabajo que continuará y cuyos plazos fueron extendidos por la misma Presidenta Bachelet.

Las obras correspondientes a esta iniciativa ya se han ido haciendo evidentes y cumplen con su objetivo. Pero aún falta que el Pedze se convierta efectivamente en el plan bisagra para la ciudad y la región, en términos de imagen y desarrollo. Es claro que el desarrollo de la región requiere del protagonismo del sector público, un protagonismo que se debe manifestar con decisión y estrategia.

El horizonte para Arica también presenta los proyectos privados, que pueden ser interesantes, decisivos y hasta un factor de cambio cultural y de calidad de vida. La construcción tanto del Mall Plaza como del Strip Center que encabeza Cencosud, necesariamente modificarán hábitos y ofrecerán desde empleos hasta nuevas alternativas de consumo.

En medio de todo este desarrollo, queda como tarea el resolver los problemas y "lunares" que aún permanecen en la ciudad y que son motivo de observaciones de parte de la comunidad y por supuesto, de los comentarios anuales a la espera de que estos avances también puedan atender problemas que parecen endémicos en Arica.

La pésima presentación que le da a la ciudad la falta de compromiso con la limpieza de parte de algunos vecinos, es una de las debilidades más grandes que presenta Arica, y que lamentablemente no se puede solucionar con políticas públicas solamente.

El desarrollo de nuestra ciudad depende de un compromiso transversal. Cada uno, hasta desde la más anónima contribución, puede hacer que Arica avance hacia la ciudad que todos esperamos.

2 DE ENERO DE 1987

Así fue la largada de la tradicional prueba pedestre San Silvestre ariqueña, disputada la última noche de 1986. La prueba contó con un record de participantes, damas y varones, de diferentes categorías y cerró la temporada anual de actividades deportivas.

Después de la celebración del Año Nuevo, y cuando sale el sol, es típico que se retuercen las tripas y el cuerpo pide el clásico "bajón" de comida antes de dormir. En el centro hay varios lugares, pero en el sector norte fue difícil encontrar.

Tal como las empanadas de los días domingo y la cueca para el 18 de septiembre, cuando se acerca fin de año comenzamos a hacer promesas para cumplir en el nuevo ciclo que se inicia. No confundir con las promesas de aquellos que se van a candidatear para algún cargo público en las próximas elecciones, ni con los ofrecimientos hechos por las autoridades, en algún momento de debilidad en que más funcionó el entusiasmo que la responsabilidad.

Cuando hablo de promesas de fin de año me refiero a las expresiones de buena voluntad y humildad, propias de la fecha en la que hacemos un recuento de lo no realizado en el año que se fue y que nos gustaría materializar en el próximo período. Así escuchamos a nuestros amigos y familiares prometer que van a hacer ejercicio para fortalecer sus músculos, que van a dejar de fumar y a hacer dieta para cuidar la salud y que no van a ir más a la sala de juegos a dejar sus ahorros, con esperanza de tener suficiente para dar el pie para la casa propia. Buenas ideas que por lo general quedan solo en promesas.

Es posible que las promesas individuales sean una forma de comunicar expectativas insatisfechas; cuya frustración nos hace prometer lo que es difícil de cumplir, dándonos un nuevo plazo para obtener lo anhelado y poder así continuar con nuestras vidas.

Lo descrito anteriormente constituya un mecanismo de defensa del individuo frente a su debilidades para realizarse en forma plena; sin embargo cuando el mismo cuadro se da en el plano económico administrativo, algo anda mal. En efecto, hace veinte años se viene prometiendo que se va a construir un embalse (o como se llame) para aprovechar el agua del río San José y proteger las playas ariqueñas, sin embargo, en 2017 otra vez vamos a leer los mismos titulares de hace treinta años.

Así, sería saludable escuchar la argumentación de las autoridades respecto de ésta y tantas otras promesas, que aún están consignadas como "pendiente"; pienso en la postergada conclusión del proyecto "Parque Lauca" y la reparación de los diez mil y tantos "eventos" en las calles de Arica