Al mirador que da con el Cerro Sagrado no lo arreglan desde los tiempos del axé
Hasta rayados de los ídolos de la década pasada tiene la estructura ahora sin techo y desde donde se observa hasta un cementerio milenario.
2002 fue el año del Mundial de Corea - Japón, el año de la fiebre del Axé, el año de los desnudos de Spencer Tunick y el año del primer aniversario de una especie de enciclopedia virtual llamada Wikipedia en Español.
Ahora a qué viene todo esto, que un rayado del año 2002 perteneciente a una pareja que al parecer se juró amor eterno, aún se mantiene dentro de lo que queda del Mirador de Alto Ramírez, en Las Llosyas, el mismo que se encuentra en la ruta turística arqueológica de varios tour operadores, ya que desde ahí se pueden ver perfectamente los geoglifos de Cerro Sagrado, gran parte de las cosechas del sector y hasta el Cementerio Gentilar 14 que hay en el lugar.
El grito en el cielo lo puso la Asociación de Transportes de Turismo de Arica, cuyos miembros tienen a esa zona dentro del circuito turístico de la ciudad.
Resulta que hace un par de meses, la techumbre del mirador se fue a piso y desde ahí sigue en ese estado. Como también sus bancos, donde sin exagerar, aparecen rayados incluso con apodos como Flaviana o Francini, diosas de la música axé de por allá por comienzo de la década pasada.
"Es lamentable, porque esto es parte del patrimonio arqueológico de nuestro recorrido. Estamos a poco de iniciar la temporada de cruceros y le diré que estos turistas son los que más frecuentan esta zona, porque les gusta todo lo místico que envuelve al Cerro Sagrado y a los cementerios precolombinos que hay en el lugar", explicó Iván Campos, presidente de la Asociación, quien además pertenece a la Escuela de Cuidado del Patrimonio y su Entorno.
"Hemos llegado a las autoridades municipales y de Gobierno, pero aún no tenemos respuesta".
- Parece desierto, pero por lo que me cuenta, es bien concurrido este lugar.
- Claro, tal como usted dice, es algo desierto, solitario, pero que tiene historia arqueológica. Mire, la última vez que trajimos a un grupo de turistas, me dio vergüenza llegar y que lo primero en ver fuera un montón de preservativos. Tuve que adelantarme y con el pie taparlos con tierra, para que ellos no se dieran cuenta.