Cada vez que necesitamos movilizarnos desde los barrios periféricos de Arica hacia el centro de la ciudad, los tacos que se producen en las arterias de mayor afluencia de vehicular producen demora y por ende nuestro lógico malestar, ya que vemos que para recorrer un tramo de dos o tres kilómetros en dirección al "centro" nos puede tomar hasta media hora o más en la llamada horario "punta"; algo que no sucedía tres o cuatro años atrás. Es que el parque automotriz de Arica experimentó en un fuerte aumento en los últimos tres años, creciendo de 56.000 a 67.000 unidades. Si a esto, sumamos que la infraestructura vial sigue igual -salvo escasos mejoramientos - y dado que todos queremos ir al centro en nuestro flamante automóvil, lo que tenemos hoy parece un caos, pero esto es nada, comparado a lo que podrá darse en unos años, cuando en Arica circulen 80 mil vehículos, sin contar los miles de camiones bolivianos, que probablemente seguirán utilizando nuestra ciudad para mover millones de toneladas de carga desde y hacia Bolivia.
La verdad es que hay que hacer algo para enfrentar la crisis que se avecina. Algunos hablan de restricción vehicular por número de placa patente. Otros sugieren un impuesto progresivo al permiso de circulación, a contar de la inscripción de un segundo vehículo, e incluso se ha escuchado la ida de cerrar el centro de la ciudad al flujo de automóviles particulares (¿para que los colectivos sean dueños exclusivos de la calzada ?). Así, es posible que lo propuesto hasta ahora represente meros paliativos y no soluciones al problema de fondo, pues en pocos años el número de automóviles en las calles será muchísimo mayor.
Entonces, ¿qué hacer? bueno, se podría rebajar el costo del permiso de circulación a quienes usen menos el automóvil, o entregar bicicletas en forma gratuita a quienes dejen el auto en casa y decidan utilizar las ciclo vías, que comienzan a ser parte del paisaje urbano de la puerta norte de Chile. De una u otra forma es necesario ya, encontrar solución a la crisis vehicular.