Jonás Romero Sánchez
Dilma Rousseff, la primera presidenta de Brasil, fue destituida ayer de su cargo. Luego de cinco jornadas de juicio político, en que el senado discutió el futuro de la ahora ex mandataria, los parlamentarios resolvieron su salida, por 61 votos a favor y 20 en contra.
El Senado la consideró responsable de modificar los presupuestos del país sin autorización legislativa, y solicitar créditos de la banca pública en favor del Ejecutivo, lo que está prohibido por ley.
Los parlamentarios opositores a Dilma, sin embargo, no obtuvieron los votos necesarios para inhabilitarla para ocupar cargos públicos.
Durante el proceso, Rousseff negó constantemente las acusaciones y ayer, tras conocer la resolución, insistió en el punto. Desde el Palacio de la Alvorada, afirmó se trata del "segundo golpe de Estado que enfrento en la vida. Primero fue el militar, que me afectó cuando era una joven militante. El segundo fue el parlamentario, que me derriba del cargo para el que fui elegida".
Calificó al juicio en su contra como un "golpe de Estado". Sin embargo, el Senado no aprobó la inhabilitación para que Rousseff ocupara cargos públicos durante.
La ex presidenta estaba apartada del cargo de forma temporal desde el pasado 12 de mayo, día en el que el Senado votó a favor del inicio del juicio político, y desde esa fecha la Presidencia ha sido ejercida de forma interina por Michel Temer, quien concluirá el mandato para el que fue elegida Rousseff, el 1 de enero de 2019.
Las próximas elecciones presidenciales, a las que Temer ya descartó presentarse, se celebrarán en octubre de 2018.
Perfil de Temer
Michel Temer, desde ayer el nuevo presidente de Brasil, es abogado y militante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño. Llegó al cargo en una "fórmula" conjunta con Rousseff, y por ello ha sido acusado de "traidor", al haber sido uno de los impulsores del juicio político.
Para el analista internacional, Guillermo Holzmann, el máximo desafío de Temer consiste en ganar apoyo en un parlamento compuesto por 30 partidos políticos, y por los sectores de la población brasileña que no están de acuerdo con las reformas que ha llevado a cabo desde el comienzo de su interinato. De hecho, una de las medidas más impopulares fue su primer cambio de gabinete, compuesto íntegramente por hombres blancos y ligados a la élite económica. "Temer se ha mostrado favorable a la reducción de gasto fiscal y los subsidios sociales para generar crecimiento. Es un gran negociador político. No tiene adhesión ciudadana en las encuestas, pero conoce los pasillos de la política", afirma Holzmann. "Temer cuenta con el apoyo de la elite económica, ahora debería aspirar al apoyo legislativo, y en base a eso, optar al apoyo ciudadano", finalizó.