Visita no oficial
Era difícil que pudiera ser de otra manera. La mediática visita del canciller boliviano David Choquehuanca se encontró con las dificultades propias de una visita no oficial, pero que obedece a los intereses del vecino país de conocer los detalles del tránsito del transporte desde Bolivia hasta el puerto de Arica.
Se trata de una determinación unilateral del Estado boliviano, sin consulta a nuestro país, y que en principio fue anunciada a los medios y por lo medios vecinos. Con todo, desde Chile se anunció el apoyo que podía y le correspondía hacer al país, en el marco de esta visita no oficial y no concordada con quienes deberían haber sido los anfitriones.
Así, la comitiva que llegó la noche del domingo a nuestro país tuvo que pasar por los protocolos y cumplir con las exigencias que se le hace a todo visitante, desde los trámites aduaneros, hasta los de seguridad.
Algo similar ocurrió ayer en la mañana en el puerto ariqueño. El complejo, que mueve casi tres millones de toneladas de carga de Bolivia y que dedica el 80% de sus tareas a dar una salida al Pacífico al vecino país, no es un enclave boliviano. De hecho, funciona como una empresa privada que como tal, exige protocolos, especialmente de seguridad, que se cumplen indistintamente, tal como han debido hacerlo autoridades chilenas al ingresar al lugar.
A pesar del sentir del vecino país, en Arica se dieron señales de deferencia excepcionales, como por ejemplo, autorizar el ingreso de una numerosa delegación al Puerto, la cual no había pedido la autorización con los protocolos regulares, protocolos que de paso, corresponden a cualquier área industrial.
En este sentido, es importante destacar el rol de la diplomacia chilena, de no sobredimensionar un hecho que se enmarca en el contexto y los límites que las mismas autoridades bolivianas han establecido, de realizar una visita no oficial y privada, con todo lo que aquello significa y que, en el caso de los visitantes, se debe asumir, sin que ello signifique una actitud poco amistosa o hasta discriminatoria de parte de Chile, como pareciera que se quiere presentar a Bolivia.