Rojo, el heladero que lleva 40 años en el negocio
Llegó desde Calama en los 70 y se ha mantenido con su carrito para ofrecer helados desde entonces. Ahora, el "Rojo" recuerda su trayectoria como heladero hasta hoy.
Oscar Rojo es un heladero, de esos que antes recorrían cada población buscando a los vecinos para ofrecer sus productos. Tiene 63 años, de los cuales 40 han sido para practicar el oficio. Con buenos tiempos y otros no tanto, ha sabido permanecer en el negocio pese a los cambios en el clima, la economía y el diario vivir en Arica.
Su historia inició en Calama. Como un hombre que buscaba algo nuevo en su vida, llegó a Arica en solitario para encontrar un empleo próspero en la década de los 70, lo que marcó su vida hasta hoy; "empecé a trabajar a la edad de 22 años, en la misma empresa Skavia, donde estoy trabajando actualmente, ellos me entregaron el carrito, que ya lleva 40 años; era de Calama y llegué a Arica buscando nuevos horizontes. Empecé trabajando en el puerto pero me fue mal así que me quedé vendiendo helados", relató el famoso "Rojo", mientras atiende a sus clientes en el inicio de la Feria Dominical, por calle Velásquez, con el fondo de la orquesta municipal.
Su fiel carrito, sencillo en forma, pero firme para las largas jornadas diarias, ha estado junto a él desde siempre. Conteniendo alrededor de 60 litros, ha pasado por drásticos cambios para mantenerlo con vida; "desde los años 70 que estoy en Arica, de todas maneras al final me acostumbré a trabajar con el mismo carrito, he andado todos los años que tengo, le he cambiado las piezas, si ya tengo muchos años" indicó Rojo.
Pese a su apariencia serena, Rojo recuerda los primeros días, los que no fueron fáciles, ya que sus expectativas laborales iban dirigidas a otros rumbos; "los primeros días como en todo trabajo en principio iba todo decaído porque era primera vez que vendía. Pasaba por la población Juan Noé, pasando por los pasajes. A medida que pasaron los días, las semanas, me fui acostumbrando hasta hoy. Mi sector lo recorría caminando pero ahora solo me quedo en la escuela, en el Liceo Domingo Santa María donde ya llevo 33 años trabajando en la misma escuela; me conocen ya, han pasado niños que salieron de kinder, de cuarto medio, se han casado, han tenido hijos y seguimos ahí, sus hijos también me han comprado", contó el veterano. Unos niños le llaman la atención y él amablemente volvió al trabajo, preguntando el sabor y el tamaño del cono para cada uno.
Actualmente, el Rojo se dedica a ofrecer helados en lugares como Chinchorro, la feria del domingo o algunos colegios. Contó que los tiempos han cambiado, que no es negocio recorrer las poblaciones; sin embargo, él sigue recordando los tiempos de largas idas a los pasajes, donde muchos recuerdan como era esperar el sonido de la chicharra acercarse a la casa, reuniendo el dinero necesario para un cono, una talla o algo más costoso en los calurosos fines de semana del verano; "por las poblaciones pasaba por los pasajes tocando la corneta y la gente salía, los cabros corrían en la población, llegaba ya feliz. A la fábrica llegaba más o menos tipo 10 de la mañana y uno siempre sale tipo 11, 12 del día hasta trabajar a las 7 u 8 de la noche; andaba pasaje por pasaje, iba todos los días, luego en la noche llegaba a la fábrica a guardar los helados y aquí en la feria dominical igual, me voy como a las 7 de la tarde, solo en el verano se trabaja hasta más tarde, ahora como se oscurece más temprano ya más o menos a las seis ya debo irme", comentó.
Rojo contó que en un buen día se venden 40, 50 o 70 mil pesos en helado; "unos 60 litros. Cuando hay solcito, se vende mucho". Su situación la comparte con otros 14 heladeros de su empresa. Todos se conocen bien, se saludan y ayudan en momentos; se reparten los liceos. Uno de los compañeros de Rojo, el "Pinto", comentó sobre la llegada de nuevos carros desde Santiago para ellos, unos más modernos para cada uno.
Hoy por hoy, los heladeros prefieren los sectores públicos para vender, como a Rojo, ya que prefiere quedarse en un solo lugar, "ya no es lo mismo ir a las poblaciones porque los almacenes traen mucha máquina vendiendo helado, eso nos perjudicó así que ya no pasamos, tuvimos que cambiar. Hace como veinte años ya no paso a las poblaciones y en temporada de verano me voy a la playa".
El día está nublado, siendo mediados de mayo, pero el sol no tarda en aparecer. Muchos llegaron al carrito de Rojo a saludar y a pedir uno, dos o tres barquillos. El clima en Arica es ideal para ellos, "todo el año trabajamos, aquí se venden siempre, ahora que los niños salen de vacaciones salen en julio; vamos a La Tirana, a San Lorenzo, buscando las ventas" comentó el heladero.
Pasas al ron, mango, chocolate, piña y el laguna azul, un nuevo sabor de este año, son los favoritos de los clientes del Rojo, quien a su edad seguirá recorriendo Arica en su carrito.