El presidente del Consejo Directivo del Servicio Electora (Servel), Patricio Santamaría, ha insistido en un hecho que es de público y común conocimiento. "Toda propaganda electoral antes del 20 de mayo es ilegal". Sin embargo, como tan común y público es este antecedente, así también se transgrede. De esta manera, por 27 días y sólo a partir del 20 de mayo, los partidos políticos y sus candidatos a las próximas elecciones Municipales 2016 podrán hacer las respectivas campañas de propaganda electoral. Toda actividad que corresponda a propaganda antes de esta fecha está fuera de norma.

Sin embargo, es un hecho común ver cómo las imágenes y los nombres de candidatos y candidatas comienzan a tomarse las calles, muros, postes de alumbrado público y cualquier lugar y espacio que preste alguna utilidad para que los aspirantes a cargos de representación popular, estén en la retina y en la memoria de los electores.

Se trata de una práctica de larga data, enquistada en el sistema y que a pesar de los esfuerzos y de la opinión popular, ha sido difícil de encauzar. Esto, porque siempre se termina encontrando un resquicio para que la promoción de las candidaturas se realice fuera de los plazos que la ley a establecido.

El respeto a la ley electoral no es una cuestión insignificante o secundaria, si de propaganda se trata. Esto, especialmente cuando hablamos de los candidatos al municipio, que son las futuras autoridades comunales.

¿Qué imagen de respeto a la ciudad, la misma de la que esperan hacerse cargo y cuyos destinos quieren encabezar, demuestran los candidatos o candidatas que la rayan, la ensucian con afiches pegados a los muros, la llenan en sus plazas o calles con panfletos u otros elementos que incluso, son rechazados por los vecinos? Peor aún, en muchas ocasiones se trata de elementos gráficos que quedan hasta por años, ensuciando la ciudad hasta por candidatos que no alcanzaron a ser elegidos y que tampoco reparan en la remediación de aquellos perjuicios.

La limpieza de cara a las futuras elecciones es una de las mejores cartas de presentación para los aspirantes al municipio.

En Arica existe la percepción que en la realización de algunas obras no se consideran pequeños detalles especialmente las que tienen relación con el turismo. Si esos pequeños detalles fueran abordados previamente se minimiza el riesgo a equivocarse teniendo en cuenta que para alcanzar excelencia en las cosas grandes hay que empezar a preocuparse de las chicas.

El mejor ejemplo, porque hay varios, lo palpamos hoy en día con la recuperación de calles iniciado en pleno período estival en varios sectores de la ciudad y que significó serios trastornos en el tránsito vehicular y de personas. Si el progreso significa algún tipo de sacrificio se acepta, pero si los pequeños detalles quedaron al azar los resultados son paupérrimos y hasta incomprensibles. La renovación de soleras y la capa de asfalto mejoraron el estado calamitoso de algunas arterias pero quedó la sensación de trabajos ejecutados a media al no considerar una solución integral que comprendiera en una sola licitación calzadas, soleras y aceras. Al finalizar estas faenas quedó al descubierto este vacío frustrando el anhelo de quienes por años se sintieron desamparados y que ahora veían con buenos ojos y valoraban estos avances estructurales urbanísticos.

Querer abarcar mucho, pero a medias, no satisface los anhelos de sus habitantes y en lugar de contribuir a crear una imagen positiva de gestión pública quedó flotando en el ambiente una sensación diametralmente opuesta pensando que tal vez si toda la inversión se hubiera concentrado en una sola área el impacto habría sido transcendental. Los suspicaces pueden argumentar que los ariqueños no se conforman con nada, pero en su defensa hay que decir que luego de tantos años de abandono lo que aspiran sus habitantes es disfrutar grandes obras pero bien cimentadas en su desarrollo y velar para que los pequeños detalles sean oportunamente detectados y corregidos y no se vean como una falta de rigurosidad en la elaboración de los proyectos.