Ayuno
La proximidad de la Semana Santa, la marea roja en Chiloé, la mortandad de salmones y la consiguiente alza de los precios de pescados y mariscos lleva a reflexionar acerca del ayuno, ese que ayuda a meditar los fundamentos de la fe cristiana, especialmente en la fecha que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La tradición ha establecido, para viernes santo, como mínimo ayuno no comer carne y limitarse a los pescados y mariscos, pero es deseable que la alimentación del cuerpo sea frugal y alimentar el espíritu. Cada año que pasa se pierde esta idea de ayuno y sacrificio, y se preparan mariscales fríos y calientes, caldillos, chupes y otros, muy abundantes, ya que los productos del mar se consideran "livianitos" y deben ser regados con vinos y mostos, y finalmente el ayuno se transforma en fiesta gastronómica y esparcimiento, como para muchos lo es la Semana Santa. A creyentes y no creyentes el ayuno serio les serviría para sentir compasión por los que sufren hambre.
Marcos Concha Valencia