El arquitecto que tiene de visita a los picaflores
Gilberto Riveros vive en una parcela casi saliendo de Arica y en su patio los colibríes son de lo más común, bebiendo agua con azúcar de bebederos especiales.
En una parcela, de media hectárea, ubicada entre los límites del área rural y las poblaciones urbanas de Arica se puede encontrar un verdadero oasis para los tan dañados picaflores de la zona. Allí entre la tranquilidad del lugar, decenas de estas aves revolotean sin ninguna preocupación, ya que los dueños del terreno, gustan de observarlos, cuidarlos y apreciarlos.
Gilberto Riveros es un arquitecto de avanzada edad, se considera un ermitaño y vive con sus hijas en una retirada parcela al borde de la población Campo Verde. Cuenta que obtuvo el terreno por los años 80, pero la llegada de los colibríes fue hace alrededor de tres años, cuando floreció en su patio una singular flor, la planta de Lantana.
El arquitecto habló sobre la aparición de las singulares aves a su patio "la plantita de Lantana atraía a los picaflores, después leyendo en internet, supimos que se podían hacer bebederos, empezaron a venir y a hacer nido; me documenté, me conseguí libros en la universidad, sobre todo del picaflor de Arica; me compré una cámara, una Nikon 5100, empecé a tomar fotos y ahora comencé con los videos, con un lente teleobjetivo".
Riveros tenía la afición de la fotografía desde muy joven, desde antes de la universidad que ya probaba con el lente de la cámara y la llegada de los pequeños visitantes lo motivó a registrar su extraña llegada. Durante los tres años desde que llegaron, el dueño de casa comenzó pacientemente a observar a cada ave, aprovechando los bebederos que compró. Lentamente su hobby le enseñó la conducta, hasta llegar a diferenciar a simple vista la especie y hasta el género de cada visitante.
Según Gilberto, las tres especies que compiten en la zona, el picaflor del Norte, el de Cora y el de Arica se pasean por su jardín; "son muy territoriales, pero los tres vienen durante el día, a veces de hasta diez pájaros, pero obviamente el de Arica es el que menos se ve".
Su rutina de observación consiste en llenar los tres bebederos que cuelgan con una solución de azúcar rubia con agua, limpiando rigurosamente el envase para evitar la formación de hongos. Sabe que los movimientos bruscos los asusta, evita moverse demasiado y aunque tiene gatos de mascota, asegura que los tiene bien controlados.
De las tres aves, el picaflor de Arica es el que más riesgo tiene de extinguirse, con una muy reducida población en la actualidad. Gilberto confiesa que sería ideal para él hacer un refugio para estas aves en su terreno, pero que considera que la verdadera ayuda es la educación de las nuevas generaciones; "pienso que lo lógico es que en las escuelas se enseñe a cuidar a los picaflores, que ellos puedan reconocerlos, que hagan bebederos y además cuidarlos; esa es la manera, yo solo en realidad me entretengo. La situación del peligro en extinción es un tema general, porque he leído que el picaflor de Arica se cruza con el de Cora, ademas del factor de los cultivos. Cuando llegué a Arica, fumigaban con avión". Gilberto tiene una gran colección de videos y fotografías de los tres tipos de colibrí de la zona y espera que sigan viviendo en su tranquila parcela, indicando que el ambiente entre lo urbano y lo rural es ideal para acercar a las personas a cuidar plantas que atraen a estas aves.