A propósito de diversas opiniones respecto del sistema penitenciario y cómo se aborda la privación de libertad en Chile, - en particular sobre las condiciones del Complejo Penitenciario de Arica -, es importante señalar que como organismo responsable de administrar esa realidad, somos los principales interesados en generar una discusión abierta y seria sobre un tema que nos convoca a todos como sociedad y que tiene directa relación con ese mejor país en el que queremos vivir. Las falencias históricas de nuestro sistema penitenciario si bien son un obstáculo a la labor en materia de seguridad y reinserción social, que a diario brindamos a la comunidad, no nos impiden avanzar hacia ese gran objetivo. Señalar por ejemplo que se implementó a nivel nacional un Modelo de Intervención basado en las necesidades criminógenas del infractor, con miras a evitar la reincidencia y como consecuencia, fomentar un comportamiento alejado de lo delictual.
Como institución y con un equipo multidisciplinario de profesionales, en el Complejo Penitenciario de Arica, durante 2015, se entregó una amplia oferta programática que abarcó varias áreas de desarrollo, en base al modelo antes descrito. Se hicieron 5.909 atenciones psicológicas y 11.896 atenciones sociales, para desarrollar en la población penal variables pro sociales que les permitan la tan ansiada reinserción. En promedio, al mes 1.100 personas, realizaron algún tipo de trabajo u oficio en el recinto.
En lo educacional, es importante reconocer el trabajo que realizan, la escuela básica E-93 "Pedro Vicente Gutiérrez Torres" y el Liceo Técnico Profesional de Adultos "Pukara". Solo este último tuvo en 2015 una matrícula final de 374 personas, siendo promovidas más del 85% de ellas. Además, en el liceo, entre el 2010 y 2015 se titularon 193 personas. Y existió una evolución positiva en la cantidad de personas que rindieron la PSU, de 15 en el 2010 a 48 personas en el 2015.
En cuanto a las condiciones de habitabilidad de la población penal y laborales del personal, el 2015, se realizaron obras por una inversión de $622.680.000 pesos (FNDR), para mejoras a la red húmeda y seca, instalación de estanques de regulación para el suministro de agua potable, entre otras. Además, con recursos provenientes de Gendarmería, se realizaron proyectos por una inversión que superaron los 207 millones de pesos, relacionados con la aducción e impulsión de agua potable de la unidad penal.
Pero ello no basta. Se requiere de mucho esfuerzo de las instituciones públicas y privadas para abrir espacios de participación, para quienes hoy están privados de libertad y darles oportunidades sociales y laborales, más allá de lo que haga Gendarmería en el día a día, ya que está muy instalado en la sociedad el modelo castigador respecto de la delincuencia, mirada que atenta contra nuestros estándares democráticos y de pleno respeto a los derechos humanos, a los cuales adherimos. De ahí la importancia de comprender lo fundamental que es la reinserción de las personas privadas de libertad para la seguridad pública y que por ende, es una tarea de todos y todas y en la cual es trascendental lograr el compromiso de la sociedad.
Alejandro Rodriguez Barrientos
Teniente Coronel
Director Regional (s) Gendarmeria de Chile