Después de 14 años volvió a intentarlo y estudiará gratis
La comerciante y trabajadora agrícola ahora puede estudiar en la Universidad de Tarapacá, siendo la séptima en la lista con el mejor puntaje, lo que le facilitará el poder mejorar la calidad de vida de ella y su familia.
Jessica Flores Alberto tiene 31 años, vive en el campamento "Renacer" de la población El Pedregal, es comerciante en el Agro y se nota de sobra que su vida es de esfuerzo. Teniendo un pequeño puesto de verduras, ha juntado peso a peso lo que iban a ser sus ahorros para poder pagar su matrícula, ya que el año pasado rindió la PSU, con la esperanza de ingresar a Ingeniería Civil Industrial en la UTA. Lo que no esperaba era encontrarse con el aviso de gratuidad que justo iniciaba este año, trayéndole no solo la sorpresa de quedar en la carrera, sino que la oportunidad de estudiar sin pagar matrícula ni arancel.
Flores es hija de agricultores y comerciantes nacidos en General Lagos y cuenta que su vida siempre estuvo ligada a la tierra y al comercio, pero sus intereses y sueños también tomaron el rumbo del estudio, por lo que apenas egresó del Liceo Politécnico, de donde sacó el titulo de secretaria administrativa, decidió dar la por ese entonces "Prueba de Aptitud Académica", sacando un buen puntaje en el 2001. Sin embargo, Flores contó que su situación económica no la dejó ir más lejos, teniendo que seguir con el trabajo de su familia, enfrentando épocas duras de cosecha y ventas."
"Siempre ligada a la tierra, mis padres somos agricultores, no somos propietarios de tierras, pero siempre arrendamos, ligados también al comercio en el Agro, mi mamá sufre de artritis, y mi padre tiene lumbago, por lo que no puede trabajar mucho, así que ver la posibilidad de endeudarme no era lo mejor y decidí no estudiar. Luego de 14 años, tomé la decisión de volver a intentarlo, y como trabajamos juntos con mi pareja, decidí primero entrar al preuniversitario".
Tomando de motivación a su pareja, quien ese año sacó su cuarto medio, Jessica continuó estudiando durante el 2015, solo que ese mismo día en que dio la PSU, su novio entró a pabellón.
"Ese día fue estresante, porque a él lo iban a operar. El 30 de noviembre, a las 10 de la mañana lo operaron, yo di mi prueba y fui al hospital..." comentó emocionada.
Luego, al ver su buen puntaje, uno mucho mejor que el de hace 14 años, Jessica contó la sorpresa que fue enterarse de la buena nueva. "Yo no lo vi al tiro, lo vi después de dos o tres días, por lo que fui a consultar como era el sistema en la universidad, me dijeron ahora usted debe pagar la matrícula el primer semestre y después ya se le hace el beneficio y todo lo demás, se le va a reintegrar el dinero, después fuimos a desayunar con la intendenta, junto a un puntaje regional, y ahí explicó que no debíamos pagar la matrícula. La asistente social me dijo 'usted es beneficiaria, no cancela la matrícula', o sea los setenta mil pesos que tenía, los puedo usar para el pasaje o para fotocopias. Yo sabía que para estudiar me debía endeudar, pero ese peso ahora sé que ya no lo tengo".
Su puesto lo sacó luego de que a su pareja le diera una enfermedad cardiaca, producto de una crisis de pánico, siendo atendido por ella y sus hermanos. Se levantan a las cinco de la mañana para preparar las humitas y los otros productos, donde es usuaria por comodato desde hace tres años.
Ahora, la futura alumna se prepara para ingresar a su primera clase, donde confiesa estar nerviosa "mi primera meta es terminar mi carrera en los años que corresponde y salir del campamento", expresó.