Una batalla de ingenio y creatividad
La creatividad de los traficantes de droga es impresionante.
Si revisamos los anales de la historia policial de la región de Arica y Parinacota, nos encontraremos con una variedad de métodos de ocultamiento de substancias ilícitas que asombra.
Debido a la vecindad de la zona con países productores de droga, al alto tránsito de sus pasos fronterizos y a su condición de puerto, se ha convertido hace bastante tiempo en una zona de paso de estimulantes y estupefacientes hacia otros países.
Esto ha llevado a una constante competencia de ingenio entre las mafias del narcotráfico y las policías.
Así, hemos visto desde un tráfico hormiga de pocos gramos ocultos entre las ropas o recónditos rincones de vehículos menores, hasta el mayor caso de transporte de cocaína descubierto en el Cono Sur, con las nueve toneladas halladas hace 16 años en un pilar de la grúa de la motonave Nativa.
Entre ambos extremos hay una sucesión de métodos, cada cual más inventivo.
Están los ya consabidos ovoides que son ingeridos por arriesgadas personas que juegan así con la muerte, movidos muchas veces por la desesperación de su situación económica.
También hemos visto muebles de elaborada factura, cuyas maderas estaban ahuecadas para contener las sustancias ilícitas.
Los traficantes también han recurrido a cambiar el aspecto de la droga, trocando el polvo en líquido, para hacerlo pasar por licor o incluso productos de limpieza.
Si hasta hemos tenido ocasión de ver cebollas falsas, compuestas de paquetes esféricos de cocaína disfrazados como esos bulbos y camuflados entre una carga de auténticos vegetales.
Todos estos han sido detectados por las policías, que deben estar permanentemente echando a volar su imaginación para no ser engañados por las mafias del sector... pero no sabemos cuantos otros intentos han sido exitosos, pasando inadvertidos.
Qué maravillas podríamos lograr si tanta creatividad e innovación fuera puesta al servicio de objetivos más nobles.