Jodorowsky, el chileno que inspiró la saga Star Wars
El tocopillano quería, en la década de los setenta, crear una película que cambiara las mentes de todos. Reunió un gran equipo, pero las productoras no quisieron financiarlo. Con los años "Duna" influyó a varios éxitos del séptimo arte.
Duna, el embrión fílmico de Jodorowsky, podría ser hoy la película más importante de la historia del cine. Así fue pensada. No necesariamente por megalomanía del tocopillano, sino que por la misión que estaba destinada a cumplir en su concepción.
Alejandro había convocado a un grupo de artistas de diferentes áreas, los más destacados y excéntricos del mundo, quienes bajo el liderazgo del chileno estuvieron a punto de participar en un filme que tenía como objetivo, ayudar a expandir la conciencia de los jóvenes en la década de los 70.
Duna, basada en la saga literaria de Frank Herbert, fue quizás la producción más ambiciosa de la historia del cine, y en esas paradojas que sólo ocurren en la mente y vida de Jodorowsky, nunca se filmó. Sus huellas sin embargo están en todas partes, incluso en la saga de Star Wars, esa película que tiene a todo el mundo atento al estreno de su séptima parte esta semana.
"Yo quería hacer una película que diera a la gente que tomaba LSD (droga psicodélica) en esa época, las alucinaciones que la droga daba, sin alucinación. Yo no quería que se tomara LSD, yo quería fabricar la droga en cine. Iba cambiar la mentalidad del público", explica el nacido en la Región de Antofagasta en un documental que desmenuza los detalles del proyecto ("El Sueño de Jodorowsky").
"Para mí Duna sería la llegada de un Dios, artísticamente, cinematográficamente. Para mí no era hacer una película, sino algo más profundo, crear algo sagrado", relata.
El problema en ese tiempo, fue que tuvo que encarar a villanos quizás más grandes y poderosos que los que tuvo que enfrentar Luke Skywalker en la Guerras de las Galaxias, o que " Paul Atreides", personaje en quien se desarrolla la historia que inspiraba el proyecto del chileno.
Alejandro había ideado un largometraje que podría llegar a durar unas 14 horas, una de las condiciones que motivaron a que ninguna de las grandes productoras de Hollywood aceptara emprender el desafío. Simplemente dijeron que no y cerraron una a una sus puertas.
Coincidentemente eso sí, por cosa de suerte o -como muchos cercanos al sanador psicomágico indican- simplemente por plagio, con el correr de los años han salido muchas películas que llevan algunas de las rupturistas ideas que aparecerían en Duna, esa película que les pareció tan loca e irrealizable en algún momento.
Testimonios
En la Biblioteca Viva se encuentra una serie de cómics que rescatan algunas imágenes que fueron entregadas en los 70 a las productoras norteamericanas para relatar lo que sería esta película. Un especie de storyboard enorme que, de acuerdo a quienes tuvieron el privilegio de verlo, parecía una guía telefónica en su extensión y detalles. "La Casta de Los Metabarones", se llama la historieta ilustrada por el argentino Juan Giménez, con la que el cineasta nos permite ver algo, solo una parte, de lo que estuvo en su mente.
El argumento se desarrolla en una galaxia que está dominada por un gran imperio galáctico, en el cual todos le rinden tributo al Emperador Padishah, quien al mismo tiempo controla la corporación universal para el desarrollo comercial. En la trama además hay tropas imperiales, peleas, traiciones y un protagonista casi mesiánico. ¿Le parece familiar?
Los derechos que tenía para rodarla se terminaron en el año 1982, y fueron comprados luego por el cineasta italiano Dino De Laurentis quien la lanzó dos años más tarde bajo la dirección de David Lynch. Un trabajo que dicho sea de paso, no tuvo absolutamente nada que ver con lo que Jodorowsky planificó.
Algunos de los artistas que ya habían aceptado gustosos a ponerse bajo las órdenes del director chileno eran el grupo Pink Floyd, Salvador Dalí, Orson Welles, Mick Jagger y David Carradine, entre otros grandes del ayer y hoy.
"Quizás Duna tenía demasiada locura, pero un filme que no tenga un toque de locura no conquistará al mundo", confidencia Michel Seydoux, productor de Duna.
A un paso
¿Pero, cómo este hombre pudo estar a un pelo de redefinir la historia del cine? En 1967 se decidió a dejar la dramaturgia y dirigió "Fando y Lis", una obra que finalmente fue prohibida en México, donde se estrenó. Si bien fue un inicio duro para este fundador del Movimiento Pánico, no se desmotivó y años más tarde, en 1970, escribió, dirigió y protagonizó "El Topo", un rodaje que le permitió ser catalogado como un genio del séptimo arte.
Luego de eso vino "La Montaña Sagrada", película que fue financiada por John Lennon en el 73, quien estaba fascinado con la visión surrealista del tocopillano. La producción le permitió consagrarse como un maestro y fue calificada como "extraordinaria" y una de las mejores obras de su época.
Con todo esa fama bajo el brazo, se dispuso a adaptar la novela de ciencia ficción escrita por Frank Herbert en 1965, "Dune". Trabajó en ello día y noche con grandes ilustradores, entre los que se encuentra el equipo de arte que años más tarde trabajó en "Alien: el octavo pasajero". Basta ver un poco las ilustraciones del storyboard que encargó el chileno, para notar que también influyó en ese premiado trabajo de ficción.
"Fue una aventura enorme hacer el script", recuerda sobre esos días el creador también de la recientemente estrenada, "La Danza de la Realidad", en el documental ya mencionado.
Sus ideas
Era una novela que intentó plasmar no solo en su sentido visual como finalmente podría pensarse. Su búsqueda se centró en el sentido espiritual y por eso pensó en poner no solo a simples actores mundanos, él quería a "guerreros espirituales", personas con gran sentido de conciencia, artistas, creadores. No reparó en límites de tiempo para aquello, y además, en el centro de todo, estaría como protagonista su hijo, Brontis.
Quería empezar su película con una larga escena donde se viajara por las estrellas y galaxias, tal como décadas más tarde, en 1997, hizo Robert Zemeckis en "Contacto" (inspirada en la novela de Carl Sagan de 1985). En el 77 se estrenó el episodio IV de Star Wars. En él se podían ver peleas con sables y entrenamientos del protagonista (Luke) con una esfera robot, cosas que años antes ya había soñado y entregado Jodorowsky en su libro a las productoras. También hay tomas en las que el espectador ve desde el punto de vista de las máquinas, como lo hace Arnold Schwarzenegger en Terminator.
En Indiana Jones, creada por George Lucas y dirigida por Steven Spielberg, hay escenas calcadas al bosquejo de Duna.
Puede que a mediados de la década de los setenta no pudiera cambiar la conciencia de los ejecutivos de Hollywood, puede que Duna no fuera lo suficientemente realista y ajustada a los estándares de las producciones de la época, quizás de los de ninguna época, pero créalo usted o no, su guión y sus ideas fueron definitivamente lo suficientemente profundas para viajar por las mentes de muchos directores que encontraron la inspiración para plasmar sus mundos y personajes en éxitos cinematográficos como el de Star Wars. "Duna está en el mundo como un sueño. Pero los sueños cambian al mundo".