Akira: la perrita que sin ser madre adoptó un gato
La gatita llegó a la casa de Akira y fue adoptada por ella como si fuera su cachorro, demostrando un instinto maternal a toda prueba.
Martina es una gata que fue recogida por su dueña, Gabriela Almendras Jara desde la Feria Dominical y que al llegar a su nuevo hogar, se dio cuenta que tenía de compañía a una gran y tierna perrita a la que poco a poco fue acercándose y ganando su cariño.
Akira ya tiene 2 años en casa de Gabriela, quien cuenta que esta nunca se ha cruzado, por ende nunca ha tenido perritos propios, por lo que al ver a esta pequeña gatita recién nacida, no halló mejor manera que adoptarla como propia.
Gabriela agregó que esto fue cosa de dos a tres días, cuando vieron que "la gatita se le acercó a la Akira y comenzó a mamarle las tetitas, ahí nos dimos cuenta que a la perrita no le molestaba, por lo que pasó toda la noche colgada de esta sin despertar". Dice además, que ella se esperaba que el recibimiento fuera diferente ya que siempre ha existido peleas entre perros y gatos, pero "yo creo que fue su instinto de madre, lo que la llevó a ser tan cariñosa con la Martina".
Más que amigas
Duermen todo el día, juegan juntas y se "acurrucan" a dormir de la misma manera. Su dueña cuenta que Akira también la defiende, porque ladra cuando alguien quiere tomar a la gatita, pero cuando se da cuenta que ese alguien es parte de la familia, se queda cerca vigilándola.
En casa de Gabriela son muy amantes de los animales, por lo que se dedican a tenerles un espacio cómodo y limpio, incluso dicen tratarlos como parte de la familia, ya que estos viven dentro de la casa y muchas veces duermen con ellos.
Hasta hoy Martina sigue considerando a Akira como su madre y seguirán creciendo y durmiendo juntas.
Gabriela asegura que no las quiere separar, dice que "capaz que una de las dos se muera de la pena", además cree que Akira seguirá siendo madre adoptiva.
Falta de amor y de una figura materna
Martina es el reflejo de la falta de una figura materna, por lo que se aferró a la perrita Akira, tal como han hecho algunos animales (perros), quienes han sido criados por otros (gatos) y luego terminan actuando como ellos, escondiéndose en una caja o adoptando una posición de descanso igual a la que realizan los gatos.