La confesión de doble filo que tiene al boliviano entre la vida y la muerte
Varias horas antes de que Juan Carlos Quispe Chacolla fuera trasladado bajo medidas de seguridad por Carabineros de Visviri hasta la Tercera Comisaría y luego al hospital regional a constatar lesiones y ser dado de alta, la historia era bien, pero bien diferente.
Eran las 3 de la tarde en la localidad boliviana de Charaña y el hombre de 20 años, ex estudiante, que alguna vez pensó ser policia y oriundo de Santiago de Machaca, se encontraba en aprietos.
Un grupo de personas le adjudicaba un asalto al interior de una casa, por lo que lo cogieron, amarraron y trasladaron hasta la plaza del poblado, donde le dieron una golpiza de aquellas, acto conocido en Chile como linchamiento, pero en Bolivia, como ajusticiamiento popular.
Ahí lo alcanzó a divisar un mecánico del sector, quien escuchó cómo la víctima despachaba la fatal frase de "haber matado a los policías chilenos", según el propio mecánico.
Resulta que tras lo anterior los golpes subieron de tono, pero también permitieron que un grupo de dirigentes migrantes protegieran al ya a esa hora malogrado sujeto, a quien trasladaron hasta la Tenencia de Carabineros de Visviri, donde fue entregado.
Miedo a su país
Según se informó, si bien la confesión de Juan Carlos Quispe habría sido "para salvarse" del linchamiento y ser juzgado en Chile, el asunto habría tenido otro tinte, ya que ante esto, fue agredido con mayor alevosía.
Al mismo tiempo, agregaron que en su relato en la unidad policial de Arica, el joven de 20 años habría seguido confesando el hecho para quedar recluido en el centro penitenciario de Arica y no ser devuelto a su país, ya que "lo podrían matar". O sea arma de doble filo.
Armamento incautado
Lo concreto es que, además del sospechoso, las autoridades bolivianas entregaron junto a él un rifle calibre 22 marca Anschuts, otro de similar calibre marca Mahely, 47 tiros calibre 22, un celular marca LG, otro Samsung y un tercero Alcatel, un chuchillo de 7 centímetros de hoja y 9,5 de empuñadura y 35 mil pesos chilenos.
Por ahora, la Fiscalía de Arica está a cargo de dirigir el caso, aunque para recopilar más antecedentes, Juan Carlos Quispe aún no sería formalizado.