Juegos de mesa no le temen al "Candy Crush"
No es raro que en la calle, en las salas de espera, en las plazas y hasta en reuniones familiares, las personas estén pendientes de sus celulares chateando y actualizando sus redes sociales. Tampoco que en el transporte público, como el Metro, muchos se las arreglen para jugar al "Candy Crush" en un espacio inferior al metro cuadrado . No cabe duda: la tecnología ha llegado para quedarse y pocos son los que le hacen el quite.
Claudio Díaz, dueño del local "Café Tabaco" -Arlegui 364, Viña del Mar- dice que hasta él ha caído en las redes del internet, siendo que es vendedor de juegos de mesa y azar. "Antes jugaba mucho ajedrez, pero ahora lo hago de manera online. No es lo mismo, pero uno cae y no se da cuenta", expresa con sinceridad.
Sin embargo, hay un pequeño remanente que se niega a dejar el Ludo, la Dama, la Lotería, la Gran Capital y otros juegos de este tipo por el famoso videojuego de lógica "Candy Crush". ¿Quiénes son? los abuelitos y los papás que llegan desesperados al local de Díaz pidiéndole que les venda algo que despegue a sus hijos de los teléfonos inteligentes.
"Los que más compran son la gente de edad que quieren agilizar la memoria y otras áreas de la mente. Pero también los papás que tratan de recuperar la vida familiar intentando sacar a sus hijos del celular y el computador que los absorbe mucho. Y entonces se llevan un juego que sea más o menos intelectual y que involucre tres o cuatro jugadores como el Dominó, la Gran Capital, el Scrabble (juego de palabras) y así puedan compartir y conocerse más", dice Claudio, consciente del poco interés que tienen los adolescentes por este tipo de entretención.
Otros clientes
Pero no sólo los abuelitos y padres le hacen la cruz al "Candy Crush" y otros juegos similares, también los chilenos que han vivido mucho tiempo en el extranjero y que sienten nostalgia y quieren llevarse uno de estos juegos con ellos. "Hay gente que se ha ido afuera y que cuenta 'oye, yo jugaba al Cacho' y viene y lo compra para llevarlo de regalo o jugarlo. También el Bingo y la Lotería que no lo encuentran en ninguna parte y les trae recuerdos. Hay gente que ha venido de Australia y que se lleva la Gran Capital para jugarla allá o el Cacho en Noruega", afirma Díaz.
En este sentido, el vendedor apunta que los turistas también llegan a su negocio a llevarse juegos. "Todos los juegos se mueven por igual y hay turistas que compran el Cacho porque les ha gustado. Los jóvenes son los que menos vienen, son muy pocos y los que se animan, son para llevarse un juego de naipes como el Uno para hacer la previa antes de un carrete", declara el viñamarino.
El "go"
Afuera del local llegan varias personas a mirar. Entre ellos, algunos jóvenes que de curiosos se asoman a ver los juegos. Jorge Munzeelmayer, uno de ellos, los mira porque les parecen interesantes. "Lo bueno de los juegos de mesa es que puedes socializar. En el computador puedes chatear, pero no es lo mismo estar alrededor de una mesa compartiendo y hablando con amigos y familia. Yo siempre juego harto naipe español, pero cuando niño jugaba harto el Monopoly", afirma.
Su amigo, Gonzalo Soto, opina parecido. "Jugaba el Monopoly versión Los Simpsons... y el internet, pucha, en verdad aisla a las personas. La idea de estos juegos, como decía Jorge, es juntarse con amigos y familiares y pasar un buen momento con juegos que son muy simples, pero que igual involucran estrategia, conocimiento y pensar", comenta. Eso sí, afirma que el internet no lo ha consumido porque no ha logrado imitar un juego que le gusta. "Ahora ando buscando un tablero del 'Go', un juego japonés de estrategia que todavía no se ha logrado programar en computador, porque tiene muchas posibilidades de juego. El que está programado es muy básico y a cualquier persona le gana, entonces por eso lo quiero tener, porque es uno de los pocos juegos que quedan para jugar en persona", manifestó.
Claudio Díaz, que sigue atendiendo a algunos de los clientes que entran a preguntar cosas, sostiene que por todo esto le tiene fe a la Navidad. "En vísperas la gente viene buscando regalos y ahí nos va bien. Pero igual entiendo lo que pasa porque a uno mismo le gusta el internet porque es divertido, pero sin duda es bueno interactuar con alguien de verdad. Por ejemplo, yo que juego ajedrez, no es lo mismo tomar el mouse que mover la pieza y ver la cara del contrincante, eso se pierde con el internet y no lo da el computador por mucho que sea entretenido", cierra. J