En el Día del Padre
Hola, quiero saludarte y presentarme de nuevo contigo; soy tu hijo, si ese mismo bebé que tuviste en tus brazo, ese mismo niño con el que jugabas, ese mismo adolescente con el que no concordabas en ciertas opiniones.
He crecido, soy joven, el mismo de siempre pero a la vez diferente; he cambiado, este ser humano que quiere convertirse en adulto y que extraña sus tiempos de niños, quiere dedicarte esta carta. (Preguntarás por qué no le escribí a mamá, a ella le encanta esto, pero ahora te toca a ti)
Es difícil escribirte papá, es duro escribir de hombre a hombre, pero es muy difícil cuando se escribe de corazón a corazón.
Que hubiera pasado papá, si aquel momento difícil de mi vida, esa noticia a la que yo tanto temía, teniendo muchas veces mi corazón en lágrimas, no me hubieras dado tu apoyo y compañía. Que hubiera pasado sin ese líder, sin ese ejemplo a seguir, sin ese coraje, sin esa fuerza inmensa que tienes aun para trabajar tan duramente, día tras día, corriendo de un trabajo a otro, y aún así darnos el escaso tiempo que te queda, para compartir, un almuerzo, un programa de televisión, un domingo, ….etc., sin ese hombre que me ayudó a ser lo que actualmente soy….que hubiera pasado.
Porque aquí no se trata solo de ser amigos, no se trata solo de ser compañeros, aquí se trata nada menos que de ser padre e hijo.
Gracias por hacérmelo ver, al principio no lo entendía pero al pasar los años me di cuenta que eres mi amigo, mi compañero, mi maestro, mi guía, mi ayuda… ¿ Verdad que no sabías todo eso?
Gracias por darme las herramientas para ser forjador de mi propio destino. Por dejarme volar justo cuando era el momento indicado gracias por enseñarme que no hay que buscar caminos fáciles para ser felices , lo que más vale la pena es lo que más cuesta, me enseñaste a trazar mi propio camino y no a seguir " los trazados por otros".
Gracias por hacernos lo más importante en tu vida, gracias "Padre" por haber aceptado ese título tan complicado pero lleno de satisfacciones. Tu labor ha sido cumplida a la perfección
V. Segovia Amaro