Luego de que la Reforma Educacional fuera más un tema de discusión política y de agenda noticiosa, que un escenario que los afectara directamente, padres y apoderados en algunos colegios han comenzado a conocer los primeros alcances de esta iniciativa impulsada por el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.

La aprobación a principios de este año en el Congreso de la Ley del Inclusión Escolar -conocida también como la que pone fin al lucro, la selección y el copago- se convirtió en uno de los primeros y fundamentales pasos para esta reforma, y también en una de las modificaciones que mayor impacto tendrá en los padres, alumnos y apoderados. Este nuevo marco cambia el modelo para poco más del 50% de los estudiantes del país, que es la proporción que corresponde a quienes asisten a colegios particulares subvencionados. Más de un millón y medio de familias están a la espera de la forma en que se vaya desarrollando este cambio en el sistema de administración educacional.

Y es que a partir de 2016 comenzará a implementarse la eliminación del copago, especialmente sensible en colegios particulares subvencionados que deberán definir, en lo principal, si pasarán a ser fundaciones sin fines de lucro o tendrán que convertirse en establecimientos privados.

Cuando 2015 se acerca a completar su primer semestre, existen colegios que se encuentran con definiciones claras, las que están siendo comunicadas a padres y apoderados. La transparencia de los establecimientos, en este sentido, es fundamental.

Pero también es vital que el sistema de educación pública se prepare para comenzar a recibir a los estudiantes que eventualmente no continúen en los colegios que pasen a ser privados, o que no tengan carácter de prioritarios para las futuras fundaciones. El aumento de matrículas no puede sorprender a las escuelas y liceos hoy de carácter municipal.

En ese sentido, el Gobierno también debe reforzar su protagonismo en la información y guía para las familias, junto con la preparación adecuada del sistema público para enfrentar los nuevos escenarios.

El 25 de octubre del 2010 es una fecha que la comunidad ariqueña no olvidará fácilmente. Ese día, en la sesión ordinaria XVIII, los consejeros regionales de esa época aprobaron por 11 votos contra 3 la modificación del financiamiento del proyecto "Reposición Parque Centenario", más conocido como Parque Acuático, en lo que se transformaría en uno de las iniciativas más tristes para los habitantes de la Puerta Norte de Chile.

El parque debía convertirse en el nuevo polo turístico de Arica y el gran lugar de recreación de cientos de familias. Este contemplaba una laguna, piscinas con toboganes, una cancha de fútbol, otras de tenis, zonas de picnic, un skatepark y juegos infantiles, entre otras atracciones.

Lo que sigue es una historia más o menos conocida, ya que la empresa a cargo no pudo seguir con las obras (que tenían una inversión total de más de 6 mil millones de pesos) paralizando los trabajos por varios años y cerrando el ingreso al parque, el que se mantiene clausurado hasta hoy.

Felizmente hace unos días surgió una luz de esperanza ciudadana, ya que el Consejo Regional aprobó recursos por 1.950 millones, por lo que a fines de este año o comienzos del próximo una parte de este pulmón verde sería reabierta al público, volviendo así la alegría y los asados dominicales.

Lo importante es que aprendamos de las lecciones del pasado, por ello es recomendable (tal como lo propuso la CChC en esa oportunidad) subdividir las etapas para así abrir el abanico de empresas que puedan postular a las obras y tener el proyecto "bajo control".

Sin duda que serán plazos extensos, difíciles de soportar para la comunidad, pero es evidente que cuando ese momento llegue la ciudad habrá recuperado parte de su alma ultrajada por quienes protagonizaron uno de los capítulos más tristes que recuerde Arica.