Cómo la luz del día está relacionada con el ánimo
A partir del 21 de diciembre pasado y hasta el próximo 21 de noviembre, la luz del día ha ido paulatinamente reduciéndose. De a poco, el Sol comienza a aparecer más tarde y a ponerse más temprano.
Y aunque a simple vista este no es más que un dato anecdótico, lo cierto, dicen los expertos, es que puede repercutir de manera medianamente perceptible en nuestra vida diaria.
La menor duración de la luz natural repercute de manera directa en nuestro estado de ánimo, influenciado fuertemente por el sol. Según diversos estudios, los seres humanos somos muy sensibles a la luminosidad: mientras más luz, mejor ánimo tenemos. Mientras menos, el ánimo, obviamente, es más bajo. El efecto, sin embargo, es variable en cada persona. Así como hay algunas que se ven fuertemente afectadas por los cambios, hay otras que tienen una resistencia mayor. Todas, eso sí, sufren una alteración, en mayor o menor medida.
Pese a esto, los especialistas se apuran en aclarar que el otoño no suele generar cuadros depresivos. La menor duración de la luz del día no es lo suficientemente drástica como para afectar de manera grave el ánimo de las personas. Sí puede generar, de todas formas, que los niveles de extroversión o felicidad se vean reducidos de forma leve. Además, quienes ya poseen depresión o algún trastorno del ánimo, en esta época del año podrían experimentar una agudización de su patología.
"Algunas investigaciones afirman que personas con este diagnóstico podrían experimentar mayor tristeza o melancolía en esta estación del año", afirma el psicólogo de Megasalud, Ricardo Bascuñán.
Para las personas que son demasiado sensibles a los cambios de luminosidad existen algunas terapias para combatirlo. Una de ellas es la fototerapia, que consiste en una proporción artificial de luz. J