Lilian David, una terapista de pareja de reputación mundial, advierte que los problemas financieros son una de las principales causas de quiebres de parejas. Según la especialista, es común que cuando un matrimonio, o bien un hombre y una mujer que conviven sin estar casados, sufren líos económicos, es frecuente que se desencadene una serie de diferencias colaterales.
El estrés, los nervios y la necesidad de revertir la situación genera un desgaste en la pareja e, incluso, problemas de salud.
Por ello, David recomienda evaluar en conjunto la situación, poner los números sobre la mesa y elaborar una estrategia. El peor camino para enfrentar los problemas es que uno de los miembros de la pareja saque en cara al otro cuánto ganar y cuál es su aporte a la economía doméstico. Eso, casi en el 100% de los casos, genera un quiebre irreversible.
Un aspecto previo al unión de la pareja que puede generar divisiones a largo plazo es firmar el vínculo con separación de bienes. Esto, explica la investigadora David, supone que se comienza la relación pensando en terminarla. El problema se agudiza cuando una de las partes de la pareja tiene un patrimonio mayor a la otra.
Cuando las parejas conviven sin casarse, en caso de una eventual separación las diferencias pueden generar complicaciones más graves. Sobre todo si ya se tienen hijos. La discusión a la hora de dividir las pertenencias del grupo familiar, idealmente, recomienda David, debe hacerse con un intermediador.
En definitiva, desglosar los ítems de gasto de la pareja, crear una planilla con el presupuesto y dividir las responsabilidades puede ayudar a evitar problemas.
Aunque, sin embargo, David aclara que no hay una receta infalible. Toda pareja tiene su propia forma de enfrentar los problemas. Y el caso de las finanzas familiares, no es la excepción. El diálogo siempre es el mejor aliado. J