La belleza de las Cuevas de Anzota invita a practicar el pedestrismo
La ciudad de Arica se caracteriza por su maravillosa costa, el verde de sus valles y el imponente Morro, todo esto dentro del radio urbano que día a día es recorrido por miles de personas.
Sin lugar a dudas que los paquetes turísticos y los guías no se cansan de llevar a los turistas por estos lugares. No obstante, existe un espacio que sólo es recordado por algunos y que gustan del pedestrismo debería ser una visita obligada.
Al llegar a playa Corazones, donde termina la carretera A - 212, se abre un paso hacia las míticas Cuevas de Anzota, una zona que alberga una fauna maravillosa, además de un trayecto extremo que culmina con playa La Liserilla.
Tierra de lobos de mar
Recorriendo los empedrados senderos van apareciendo poco a poco las cuevas que adornan el lugar como si se tratara de otra época, a pesar que se está a sólo kilómetros de la civilización. La vista al mar deja sin aliento. La imagen impacta al notar la cercanía con que las olas golpean en la roca.
Mientras se avanza aparece en el horizonte un peñasco que ha sido tomado por los lobos marinos. Hemos llegado a "La Lobera". En el lugar se escuchan a decenas de estos animales, quienes son acompañados de varias especies de aves marinas.
Si bien en el sector también habitan nutrias (más conocidas como chungungos), no pudimos dar con ninguna, aunque más de algún afortunado debe haber podido avistar algún ejemplar.
Sorprende de manera sobrecogedora el número de lobos marinos que yacen muertos en la arena, la mayoría de esos de pequeño tamaño, lo que lleva a deducir que eran crías o jóvenes. Por su estado de descomposición (algunos completamente secos por el sol) se puede asociar a la falta de cardúmenes que afectó nuestra ciudad el año pasado y que terminó con cientos de aves muertas.
TURISMO EXTREMO
Durante el recorrido de una hora hasta llegar a La Liserilla se pueden apreciar diversos carteles de información para escalar, con la dificultad de la roca respectiva y sus dimensiones.
La iniciativa fue realizada por grupos de escalada locales, quienes además dejaron en el lugar argollas de anclaje para los amantes de este deporte extremo.
En cuanto al flujo de turistas avistados en la visita, a cuenta gotas aparecían en los alrededores.
Uno de ellos fue Fernando Díaz, quien vive en Iquique pero pasó algunos años en Arica. El hombre nos cuenta que "es entretenido venir a esta parte de la ciudad porque te desconectas de todo. Puedes ver una variedad de fauna importante y estar tranquilo en la orilla de la playa. En otras oportunidades hemos venido también a pescar y nos ha ido mucho mejor que en zonas urbanas". J