El valor cultural detrás de los trajes del carnaval
Más de 20 años lleva el matrimonio de Indalicio Rodríguez y Dionicia Huayta trabajando en el diseño, costura y arreglos de los trajes del carnaval.
Aunque reconocen que en la actualidad no es algo usual en Arica ni tampoco rentable.
Sin embargo, todos los años de experiencia los avalan como personas autorizadas y expertas en lo que se refiere a la confección de los trajes y máscaras que suelen observarse en los días del Carnaval Con la Fuerza del Sol.
Dionicia Huayta afirma que desde que se puede entrar con el documento de identidad a Bolivia y no es necesario el pasaporte como antaño, muchas personas o comparsas viajan hasta La Paz u Oruro para adquirir estas prendas.
las polleras
No obstante, las polleras de las comparsas de las cholitas son todavía una especialidad en el trabajo de costura.
Pero más allá de esta labor, lo que más distingue a este matrimonio es que ellos están más que conscientes de todo el valor cultural que hay detrás del carnaval y el uso de los espectaculares trajes.
Bien lo sabe don Indalicio Rodríguez, el cual expresa que "hay detrás de esto todo un valor cultural que viene de los ancestros y se pasa a las nuevas generaciones".
Por ello, ambos destacan que los niños y jóvenes en sus mismos colegios practican hoy estos bailes folclóricos, asimilando la riqueza cultural y el mensaje que encierran.
EL CAPORAL
A modo de ejemplo, Indalicio Rodríguez menciona el caso del llamado "caporal".
Afirma que "éste nació como una manera de ridiculizar al traicionero indio, pagano, que dominaban muchos lugares; llevando sombrero, chicote y botas, en la época de los españoles que esclavizaban al indio".
En cuanto al traje en sí, señala que tiene un alto valor en el mercado, pasando de los 100 mil pesos, porque además del vestuario, están las botas y los sombreros con finas plumas.
En el caso de la morenada, relata que refleja lo que sufrían los que llegaron de Africa.
"El sol naciente y el sonido de la matraca significa la cadena, y por eso se mueven así los bailarines", acota.
Del traje, afirma que "es hermoso y va cambiando también todos los años", aunque la esencia del baile es la misma.
Explica que en el caso de la morenada "el paso cadencioso es reflejo de las cadenas que arrastraban".
Agrega que cada baile de carnaval tiene su estructura propia.
También, el traje tiene un alto costo cercano a los 180 mil pesos, porque tiene muchos accesorios, pero ya en Arica poco se hacen.
Asimismo, "las botas son carísimas, tanto para las diabladas como para las de morenada".
Por eso, reconoce que en la actualidad, el costo de traer, por ejemplo, las bandas al carnaval es altísimo, ya que "si cada bailarín está pagando de 50 a 100 bolivianos para juntar y traer la banda, cuanto es el amor y cariño que entregan como un regalo para el turismo de la ciudad".
Don Indalicio hace memoria y recuerda que desde la fundación de estos carnavales es poco el aporte que brindaban la Cámara de Comercio y las autoridades en general.
"Después de Carlos Verdugo (creador de la Ginga), Sankán (ex alcalde), hizo tomar una línea, pero ahora sólo les deseo mucho éxito a todos los bailarines que están participando y a los dirigentes; esto es bastante sacrificado", afirma con convicción.
Lo que sí aclaran estos experimentados costureros es que en el caso de las máscaras de los bailes "acá prácticamente no existen ni perlas, ni plumas".
Indalicio Rodríguez cuenta que esto viene de Brasil, China, hasta Bolivia y allá se compra, "aunque hay algunos pocos comerciantes que traen esto, pero no en el nivel que se ve en carnavales como el de Oruro". J