Para ganar el Mundial hay que tener sexo
Un dato permite iluminar certeramente el cuadro final del Mundial: de las ocho selecciones que figuran en cuartos de final, siete de ellas optaron por una política relajada en materia de sexo. Siete selecciones han permitido a sus jugadores tener vida sexual durante el transcurso del evento deportivo. Y los resultados están a la vista: la sumatoria de orgasmos genera triunfos.
Brasil, por ejemplo, propone el placer como fundamento deportivo. Felipao, el excéntrico entrenador, no pone trabas en este rubro. Sólo pide una condición: 'Que los jugadores no hagan acrobacias. Que lo hagan de la forma más normal posible'. Los holandeses, alemanes y franceses son el extremo de la modernidad. Las mujeres alojan en el mismo hotel que los jugadores. Y, a veces, las mujeres se van a la habitación de los jugadores. El resultado es excelente: los holandeses, franceses y alemanes son las selecciones que, en la cancha, se han visto más fulminantes. Son, en cierto sentido, matadores en el área. Sementales en pleno Brasil.
Argentina y Colombia, países latinoamericanos, por ende, más conservadores, no han emitido una versión sobre la conducta adecuada. Pero, en todo caso, no han impedido el sexo. Y Costa Rica tuvo una conducta bipolar. Al principio el entrenador sugirió negarle la actividad sexual al plantel, pero luego, viendo los esfuerzos de sus jugadores, los premió otorgándoles fuertes dosis de erotismo. Los ticos pueden hacerlo. Los ticos derrochan hombría.
El único país que no admite sexo durante el Mundial es Bélgica. El cuerpo técnico belga cree que es regalar energía en una instancia final. Quieren a los jugadores enfocados en el fútbol y nada más. Por eso, tal vez, los entendidos consideran que se han visto tensos. Lo cierto es que los equipos sexuales marcan este Mundial. El llamado Mundial caliente. J