Según los últimos registros, el parque automotor de Arica se empina por sobre los 50 mil vehículos y sigue creciendo. Esto demanda vías expeditas que faciliten los desplazamientos y que contribuyan a la seguridad de peatones y automovilistas.

Si bien durante los últimos años se han materializado mejoras viales, lo cierto es que la ciudad aún evidencia una serie de problemas, muchos de ellos relacionados con la instalación de señalética y el correcto funcionamiento de los semáforos.

Pese a que la llegada de marzo contempla un incremento del tránsito vehicular, en los últimos días ha vuelto a quedar en evidencia el mal estado de algunos de estos aparatos, incluso aquellos que están instalados en las cercanías de los establecimientos educacionales.

De acuerdo a lo expresado por los expertos en tránsito, el correcto funcionamiento de los semáforos permite reducir y prevenir accidentes, reducir la demora en el cruce de vehículos y peatones, ahorrar combustible y reducir la emisión de contaminantes del aire y el nivel de ruidos. En consecuencia, se trata de un sistema que, correctamente utilizado, genera un sinnúmero de beneficios para la ciudadanía.

Desafortunadamente y pese al crecimiento que ha experimentado la ciudad, Arica muestra deficiencias en esta materia, tanto en el aspecto tecnológico como de mantención.

En ese sentido, es impresentable que avenidas como Capitán Ávalos -que además es utilizada por camiones de carga internacional que circulan hacia y desde el puerto- presente semáforos apagados, sobre todo cuando estos han sido instalados para facilitar el cruce de escolares.

En atención a estos hechos, es indispensable que las autoridades busquen soluciones concretas para que este tipo de señalética opere en óptimas condiciones, de lo contrario, nos exponemos a eventualidades que, en el peor de los casos, pueden exponer la integridad física y hasta la vida de la población. Mientras más se demore la solución, la probabilidad de un hecho lamentable también irá en aumento.