Hace 25 años que no retornaba a mi querida ciudad, ya que por motivos laborales tuve que emigrar al sur del país, he visitado todos aquellos lugares que en mi adolescencia recorrí y con mucha pena me he dado cuenta que mi amada Arica está totalmente abandonada, en relación a su avance como ciudad turística, desaprovechando todos los potenciales que en ella existen.

Sus autoridades, al parecer, no se han dado cuenta que existen focos de basura que desencantan al turista, por ejemplo la entrada al Valle de LLuta, donde hay una gran cantidad de camiones bolivianos que estacionan en la berma (lo cual ignoro si estará permitido) y donde se acumula una gran cantidad de basura y botellas plásticas con orina.

El restaurante que se encuentra en ese mismo sector, donde existe un estacionamiento para camiones, Truck Center, deja bastante que desear en cuanto a su limpieza, atención y entorno, mi intención era almorzar ahí junto a mi familia, pero mientras esperaba que me atendieran, me di cuenta de la poca higiene del establecimiento, ya que al lado de la silla de mi nieta visualicé un "gran escupitajo", obviamente me retiré, ya que no deseaba terminar mis últimos días de vacaciones internado en una clínica.

Hago un llamado a las autoridades de Sanidad Ambiental a que se den una vuelta por este restaurante, les garantizo que se llevarán más de una sorpresa.

Julio Singer T.

Estoy en Arica, mi ciudad natal, por mis vacaciones y en razón de donde me alojo circulo a diario por la Avenida General Velásquez hacia el centro e, inevitablemente, camino la cuadra del Casino. Este lugar debiese ser un referente del turismo local y, para sorpresa mía y de cualquier persona que pase por el frontis del Casino, se constata un deplorable estado y desaseo de los jardines de acceso y vereda peatonal.

En las tres semanas que llevo en la ciudad, no se ha limpiado ni hecho mantenimiento alguno al jardín de acceso ni a la vereda peatonal. La misma basura permanece inmóvil entre los deteriorados o inexistentes jardines, las fecas de patos yeco se extienden por las veredas y así.

Es realmente vergonzoso este deplorable panorama, que no se merece el Casino ni cualquier otro lugar de la ciudad.

No sé a quién corresponde el hacerse cargo de resolver esta inmundicia, si a la Concesión del Casino o a la Municipalidad, pero está claro que esto no concuerda con la autodefinición de ciudad turística.

Bernardo Gárate Pizarro