Así lucen ahora las palmeras para alejar a los patos yeco
El plan de acción contempla atar las hojas de estos árboles, para que las aves no puedan nidificar. Especialista analiza la medida.
La historia de los cormoranes negros, popularmente conocidos como patos yeco, y de los intentos por apartarlos de la ciudad tiene bastantes años.
Antes de que el parque Vicuña Mackenna se viese azotado por la poco grata feca de estos animales, los patos yeco no eran parte del paisaje ni protagonistas de diversos planes de erradicación.
Las aves se limitaban a permanecer cerca del puerto, en barcos abandonados o gigantescas máquinas. Cuando estas estructuras fueron retiradas, en el "Nativa", barco que estuvo a la gira por bastante tiempo, "construyeron" ahí su hogar.
"El barco era una especie de isla para ellos. No representaban ningún problema porque no se acercaban a la ciudad, estaban bien ubicados", cuenta el ornitólogo Rony Peredo.
Los verdaderos inconvenientes surgieron cuando el barco, en el que se encontraron casi 9 toneladas de clorhidrato de cocaína de alta pureza, fue vendido y se alejó del borde costero.
"Los yecos entonces emigraron buscando un lugar para hacer sus nidos. Pasaron del astillero a instalarse cerca del Casino. Desde ese momento comenzó el asunto de la erradicación", explicó Peredo.
Desde ese momento, se pusieron en marcha una serie de medidas para sacar a los cormoranes de los céntricos parques y plazas de la ciudad. Las ideas van desde sonidos que los espanten hasta falsos especímenes que los "invitaban" a cambiarse de lugar.
Lo que quizás ya muchos ariqueños notaron es que las palmeras del parque Vicuña Mackenna lucen un aspecto un tanto extraño, con las hojas atadas en la punta, lo que les da una apariencia de bastones, en lugar de la forma característica de una palmera.
"Tendremos que ver si esa idea resulta. Aunque tengo mis reparos. La colonia de patos yeco es bastante grande y se corre el riesgo de que esta se divida y colonice otros sectores, con lo que aumentaríamos el problema", explicó Peredo.
Sin embargo, Miguel Chameng, encargado de Aseo y Ornato, explicó que la medida ha dado resultados, a pesar de estar conciente del costo que implica.
"El motivo de amarrar las palmeras es evitar la nidificación de los cormoranes negros, los que todos sabemos, causan enormes daños", explica Chameng.
"Por supuesto que la medida tiene un costo estético; las palmeras tienen una apariencia rara, pero hasta el momento ha funcionado bien. Así podemos erradicar a los cormoranes sin eliminarlos", comentó el encargado.
Chameng adelantó que la medida se mantendrá por al menos 3 meses. Una vez transcurrido ese tiempo, se evaluará si las palmeras continuarán atadas.
"La idea fue sugerida por Paisajismo Cordillera, la empresa que se encarga de la mantención de áreas verdes. Nos parece una solución práctica, que ha funcionado hasta el momento", aseguró Chameng.
Según comentó el encargado de Aseo y Ornato, la idea es poder librarse de los cormoranes sin tener que recurrir a medidas más extremas.
"Los yecos son aves tremendamente porfiadas. De hecho, en la pileta del parque Vicuña Mackenna hemos limpiado con diversos productos, pero siguen bañándose y tomando agua en ese sector. Es casi irrisorio lo resistentes que son", comentó Chameng.
Sobre la posibilidad de que las aves colonicen otros sectores de la ciudad, el encargado se mantiene esperanzado en que las aves regresen a donde pertenecen.
"Lo ideal sería que los cormoranes regresaran al sector de las Cuevas de Anzota, que es su hábitat natural; la incógnita es por qué regresaron. Es difícil que se vayan a otros puntos de la ciudad, porque necesitan estar cerca del mar", aseguró. J