La gran aventura en el mundo del último hobbit
Para nada resulta fácil que de la noche a la mañana, alguien que no está acostumbrado a hacerse la cama, ordenar la pieza, y todos esos menesteres, tenga que someterse a una estricta disciplina.
Sin embargo, esos detalles no son lo más importante que vivieron los jóvenes ariqueños que estuvieron cerca de cuatro meses en Nueva Zelanda como parte del programa "Pinguinos sin fronteras" de Corfo.
Lo trascendente e inolvidable es la experiencia que atesorarán por el resto de sus existencias al conocer un mundo con diverso clima humano y físico, además de haber conocido un moderno sistema educacional que, de acuerdo a sus testimonios, privilegia las aptitudes y gustos de cada estudiante.
En lo anecdótico y que inmortalizaron con fotos, es que todos tuvieron la oportunidad de conocer el "Hobbiton Movie Set", el mismo lugar donde se filmó la secuela de "El señor de los anillos".
Javiera Muñoz Castro (17) estudiante del Colegio San Marcos, que este año cursará cuarto año medio, supo de la existencia de la beca por su mismo establecimiento educacional y para ganarla le hicieron un examen de inglés y sicológico.
Sobre su estadía en Nueva Zelanda, contó que "fue una experiencia muy gratificante, maravillosa; y una siente que crece como persona. Sólo por el hecho de estar sola en otro país y conocer otra cultura es algo muy enriquecedor".
Javiera tuvo que vivir con una "familia" en Wellington y cada día tenía que ir al colegio, pero también aprendió a cocinar y lavar la ropa.
En cuanto a lo más difícil, revela que allá "la cultura es más fría, porque acá en Chile una se abraza con los familiares, pero allá no".
Lo que sí resalta es que la educación en Nueva Zelanda es mucho más avanzada y "se preocupan más del aprendizaje de cada alumno y la malla (materias) está orientada a las capacidades de los alumnos; se puede elegir las materias y así uno se desarrolla en lo que es bueno sin que haya frustraciones".
Dayleen Villalobos Ramírez, del Colegio Abraham Lincoln y que cursará cuarto año medio, señala de su parte, que "me encantó la experiencia, porque es todo muy diferente en lo educacional, y la cultura".
También le llamó la atención que allá no son tan cercanos como los chilenos en lo afectivo, y además, destaca el tema de los horarios.
"Ellos todo lo hacen muy temprano, como las mismas cenas y a las 8 de la noche ya están acostados, todo muy diferente", acotó.
En los estudios, expresó que "nos daban la oportunidad para elegir los ramos y escogí arte que es lo que me gusta".
Carolina Chambi Martínez (17), estudiante del Liceo A-1 "Octavio Palma Pérez" de cuarto año medio, vivió en una isla cercana a Auckland y su experiencia la califica como "increíble".
Afirma que "al estar alejada de la familia y los amigos es cuando una más los valora".
Agrega que la gente que conoció allá la ayudó bastante en su proceso de aprendizaje.
Uno de los detalles fue la comida ya que "los latinoamericanos nos guiamos mucho por el sabor y condimentamos bastante, pero allá es todo más saludable, como el modo de vida mismo, incluso el cambio de hora nos complicó los primeros días".
Lo que resalta de los isleños con los que vivió, es que "son súper amables. Si tienes problemas, ellos te ayudan, te hacen sentir como uno más de la casa".
En cuanto al idioma, cuenta que tenía que hablar de preferencia inglés, aunque había estudiantes de otros países a los cuales les enseñan español.
Respecto de la cultura de esos habitantes isleños, revela que "ellos tienen un concepto distinto de la naturaleza y allá se ve puro pasto, árboles, playas".
Otra de las becadas fue Daniela González Torres (17), estudiante del Colegio San Marcos, y que cursará este año el cuarto medio.
"Dani" como le dicen sus compañeras, contó que "al principio me costó un poco la convivencia, pero tuve la suerte que donde yo vivía dos personas hablaban el español".
De todas formas, asegura que todos se portaron muy amables con ella en su familia neozelandesa, conformada por un papá, una mamá y una "hermana" japonesa, estudiante de intercambio.
Daniela no tiene nada que quejarse del trato porque "ellos siempre estaban dispuestos a ayudarte, aunque son de costumbres diferentes, ordenados, puntuales, súper educativos".
La experiencia en general para ella fue muy importante porque "con todo lo que aprendí siendo independiente, sobre todo con el inglés, me va a servir. Además, yo me fui de acá siendo una niña que apenas me hacía la cama y allá tenía que hacer de todo, por lo que al volver mi mamá quedó impresionada conmigo".
Junto a eso, tenía que obedecer las reglas de la casa y lo que más extraño en los tres meses que estuvo en Nueva Zelanda, fue a su familia y las comidas.
"También allá, no es que no sean cariñosos, pero no son pegotes como acá y son un poco más fríos, siendo muy extraño que se saluden de a beso", cuenta.
El Programa Pingüinos sin Fronteras tiene como objetivo financiar pasantías escolares a países de habla inglesa de alumnos de enseñanza media de colegios y liceos municipales y particulares subvencionados; con el objeto de mejorar su dominio del inglés; y sus competencias multiculturales, aumentando en el futuro su empleabilidad.
La pasantía dura varios meses, período en el que cada estudiante es alojado por una familia anfitriona y asiste a un colegio perteneciente al sistema público del país de destino, y que cuente con una organización encargada de acoger alumnos internacionales, entre otros beneficios. Este año parten otros 10. J