Le pasa a Farkas y a varios famosos. Pero es una enfermedad que busca la sonrisa perfecta.
Las últimas apariciones de Leonardo Farkas han impactado a la población. Medios de prensa inmediatamente han reparado en la luz que emana desde el interior de su boca. Una fuerte luz penetrante, semejante a lo que, masivamente, se llama la resolana. ¿Y qué pasa con Leonardo? Al parecer, este millonario súper simpático padece una obsesión: aspira a brillar con la risa.
Quiere que sus dientes estén de un color insólitamente blanco. No escatima gastos. Va al dentista y pide la pócima blanca. No se acompleja con la salud. Enloqueció por la blancura y tiene todos los indicios: Leonardo tiene blancorexia. Terrible manía humana por tener una dentadura que parezca maravillosa. Es una manía que ya han delatado los dentistas. ¿Está de moda? Sí. Los dentistas reclaman que hoy los clientes no acuden a mejorar una carie, sino a que hagan sus dientes más blancos. ¿La sonrisa blanca es una obsesión mundial? Lo es, dicen los psicólogos. La belleza aspira a la luz, dice el terapeuta Gerardo Silva. La sonrisa es luz. La luz es magia y felicidad. Una risa de buen color, también, da un efecto de vitalidad. De frescura. Y, añade el psicólogo Silva, dar la impresión de salud es, a la vez, esconder el dolor.
"Es evitar que indaguen en mi dolor. Yo estoy bien. Yo deslumbro. No me importa nada más", comenta.
En verano, han aclarado varios dentistas, estas consultas obsesivas sufren una baja. El bronceado en el rostro genera un efecto visual en la dentadura: la piel se pone tostada y, en contraste, los dientes parecen aclararse. Pero, avisan los odontólogos, el tema se debe tratar. Además de afectar el esmalte de cada pieza dental, y, por ende, contribuir a la pérdida del diente, afecta la mente.
"La sonrisa debe ser el reflejo genuino de un estado mental. Y no de un trata miento de belleza", concluye Silva. J