Pueden encontrar su alimento predilecto, pero corren más peligros.
Polémica se armó durante el año pasado por el caso del hombre que faenó a una tortuga marina para construir una lámpara.
Sin embargo, la historia de las tortugas no termina allí, pues durante la época estival se juntan dos factores importantes: La llegada de las medusas y de los bañistas.
"Es una época complicada, porque se estresan bastante", comentó Alfredo Álvarez, ingeniero en acuicultura y presidente de la ONG "Tortugas Verdes".
"Durante el verano llegan las medusas, que son su alimento preferido. Pero también llegan más bañistas a la playa y como ellas sienten todos los movimientos, se inquietan", explica Álvarez.
"El problema es que más gente en la playa también significan riesgos. Es lo que pasa con las motos de agua, que les causan el mismo efecto que si a uno le dieran con un mazo en la cabeza. Puede llegar a matarlas", advierte.
"Otros deportes, como el surf, el body, el paddle o incluso el kayak, no representan ningún peligro. Pero las motos, la gente que se estaciona a la orilla de la playa y la basura, son nocivas para ellas", comenta.
Según las observaciones realizadas por la ONG, las tortugas, que pueden llegar al metro de largo, se encuentran desde el sector del muelle de servicios peruano, frente a la Casa del Soldado, hasta la Puntilla, en la playa Chinchorro.
"Estamos en conversaciones con autoridades, porque queremos delimitar el espacio donde se encuentran las tortugas. Obviamente la idea no es cerrar la playa, pues es imposible pedir que la gente no la utilice. Pero sí prohibir las motos", comentó. J