La historia de amor de la profesora, el militar y los hijos que se volvió eterna
Hoy son los funerales de los cuatro integrantes de la familia fallecida tras desbarrancar su vehículo cuando se dirigían a Iquique por la 5 Norte.
Hoy debería ser un día bien especial para el matrimonio de Adolfo Pereira Paredes (39) y Alexandra Rivera Cabello (36). Hoy su hija Agustina cumpliría 10 años desde que llegó a este mundo, por lo que la fiesta sería enorme en un lugar que ya tenían en mente.
Pero lamentablemente el destino quiso todo lo contrario para la menor, el sargento segundo, la profesora de integración escolar y su hijo Patricio, de 20 años; todos los cuales de un rato para otro, apagaron sus latidos la noche del viernes tras el accidente carretero registrado cuando se dirigían a Iquique, y cuyos cuerpos fueron encontrados el sábado, por unos parientes, entre ellos, su tío Carlos.
El hombre fue uno de los primeros que se encontró con otros familiares con el sitio del suceso, donde además, se encontraban la joven profesional y sus dos hijos abrazados, aunque ya sin vida.
"Es fuerte; es fuerte volver al mismo lugar y saber que gente llena de vida, como mi sobrina Alexandra, su esposo con tantos proyectos en mente y dos chicos que tenían una vida entera por vivir, se te van de un rato a otro", dijo.
Profesora y militar
La historia de Adolfo y Alexandra tiene harto que contar en Arica.
Uno de los últimos proyectos de ambos, fue el de la elaboración de la cerveza artesanal Barracud, que comercializaba en dos regiones, y cuyo nombre se debe al del hermano fallecido de Adolfo, quien también era militar y que utilizaba ese nombre de combate.
A pesar de que él era de Viña del Mar, pertenecía a la Brigada Motorizada N°4 Rancagua. En tanto ella, como profesora, se desempeñó por cuatro años en la Escuela Centenario y actualmente tenía a cargo un primero básico de la Escuela República de Israel.
"Ella llegó este año. Le designamos el primero básico, porque el programa en el que ella trabajaba, el Programa de Integración Escolar (PIE), tiende a que por el curso, los alumnos se desarrollen con una docente que tenga carisma, ganas, empuje y todo eso; y Alexandra era así", relata Ruth Dini, directora de la Escuela República de Israel.
Similar opinión tiene su colega Josuí Orrego, quien fue con la que más compartió en este último establecimiento. "Voy a contar algo bien particular: era tanta la unión que tenía esta familia, que a veces se hacían llamar los dolores, porque lo que le dolía a uno de ellos, les dolía a todos. En realidad es una pena, porque es gente linda, saludable, buena y que a nosotros, no nos queda otra que acordarnos con los lindos momentos que vivimos", relató.