Las frutillas que crecen cerca del cielo
En Saxamar, en un invernadero, Elsa Benítez cultiva frutillas en fibra de coco, las que espera cosechar en dos meses más.
Elsa Benítez es una hija de Saxamar, que junto a su familia se dedicó por años a la agricultura, sin embargo tuvo que emigrar a la ciudad para buscar un mejor futuro. Por eso en Arica dedicó varios años de su vida al comercio, sin embargo tras años de ajetreo en el rubro, decidió volver a sus tierras para retomar la agricultura familiar, donde nuevamente se encontró con papas, arvejas y habas.
Pero su espíritu innovador la llevó a plantar lechugas y cebollas, las que si bien no cosechaba en grandes cantidades debido a la dificultad que tenían estas hortalizas para aclimatarse, sí logró una producción inesperada la cual comercializó en Arica, en el patio de camiones de Agrícola del Norte.
"Mi mamá siempre trataba de cultivar hortalizas nuevas en Saxamar porque quería demostrar que sí se podía innovar, por eso cosechó lechugas, las que no crecieron mucho, pero pesaban bastante. Mientras que sus cebollas eran pocas; pero dulces, ideales para ensaladas. Por eso tenía su clientela en el patio de camiones, donde vende directamente al consumidor", contó Evelyn Nina, hija de Elsa Benítez.
En el predio de su madre, Elsa logró cosechar varias verduras y hortalizas, las que regaba con agua de un estanque que logró construir gracias a un proyecto el año 2014.
Con esta nueva adquisición las ganas de incursionar en un nuevo cultivo, volvieron a la mente de esta madre saxameña que sin pensarlo mucho se unió al "Proyecto de promoción integral de riego para personas indígenas, comunidades y/o partes de comunidades indígenas de la Región de Arica y Parinacota", financiado por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena y ejecutado por Inia Ururi, con una inversión cercana a los $100 millones. Que benefició a 8 familias agricultoras del Programa de Desarrollo Territorial Indígena, PDTI, Indap - Conadi, en Socoroma, Belén, Saxamar y Putre.
En este contexto, Elsa se capacitó y pudo instalar su invernadero en febrero de este año , donde plantó más 500 plantas de frutillas en fibra de coco, las que espera cosechar en 2 meses más.
"Mi madre se ha capacitado de a poco y hoy está pendiente de sus frutillas, las que riega a las 7 de la mañana y luego en la tarde. Todo esto con ayuda de paneles solares, toda una innovación que tiene contenta a mi madre", comentó Evelyn Nina.
La agricultora Elsa Benítez siempre quiso plantar frutillas en su campo. Ella sabía que, de lograrlo, esas frutas serían especiales, únicas y las primeras en crecer tan cerca del cielo, en la localidad de Saxamar, que está a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar, en la pre cordillera de Putre de la Región de Arica y Parinacota.
"Esperamos de aquí a dos meses tener la primera producción, con una proyección mínima de 800 gramos de frutos por planta, por lo que podríamos esperar cerca de 4 mil kilos de frutillas cultivadas en altura en un periodo de dos años", explicó Alexis Villablanca, ingeniero agrónomo del Inia Ururi.